jueves, 3 de mayo de 2018

Enrojecer



Fui a un retiro, el primero. Y allí, la primera noche, nos encontramos 18 mujeres desconocidas para presentarnos. Una detrás de la otra. Al empezar la ronda, sentí mi corazón a mil por hora (recuerdos del colegio, cuando me tocaba hablar delante de toda la clase y sentía mi rostro enrojecer hasta llegar a arder). La segunda chica, a quien le toco hablar, precisamente, no habló. Se quedó muda, mirando al suelo, y empezó a llorar. Sentí lo rota que estaba. La tristeza que invadía todo su diminuto cuerpo. Sentí que conectaba con su dolor y me rompí por dentro. Empecé a llorar, sin poderme contener. El corazón me latía, ahora, a mil por hora, no por nervios ni vergüenza, sino por descontrol. Se estaba abriendo. Sin reparos. Mi corazón ardía.


Y me tocó hablar a mi. Y no recuerdo ni lo que dije. Solo se que lloré. Sin vergüenza, sin miedo. Abriendo mi corazón.

martes, 1 de mayo de 2018

Pequeño (gran) gesto de amor (a mi misma). I



salir a buscar ramas, flores, hojas. Silvestres.
jugar a crear ramos imperfectos.
rodearme de belleza, auténtica.
crear.





viernes, 27 de abril de 2018

Volver



Retomando mi cuaderno, me doy cuenta. No he escrito des de febrero. ¿dónde he estado? En mi mente, perdida y miedosa.
Toca salir. Renacer. Vencer los miedos. Ser valiente

Aquí estoy.

viernes, 23 de febrero de 2018

Ese tipo de semanas...



Ha sido una semana rara. Muy rara.
De estar enfadada con el mundo.
De no entender nada. Ni a nadie.
De no encontrarme. De escribir mucho. 
Y aún así seguir perdida.


Solo hubo algún rayo de luz. 
Un café y un libro. Una canción en bucle. 
El mar.

lunes, 19 de febrero de 2018

Francia





Me subí en un tren.
Y me viniste a buscar a la estación, como en las películas. En ese pueblo fronterizo, que se ha convertido en algo nuestro.
Fueron dos días sencillos. De necesitar poco.  Ver el mar, pasear por un Colliure lluvioso, refugiarnos en un restaurante y disfrutar del plat du jour.

(Cada pareja tiene sus sitios mágicos).

domingo, 10 de diciembre de 2017

Como me gustas, invierno








El frío nos ralentiza, nos obliga a escondernos, a resguardarnos en nuestras casa.

Oportunidad para dejar de hacer, disfrutar del placer del cobijo.

Una taza de café bien caliente por la mañana.  Un chocolate a la taza por la tarde.

Sesión de cine las noches de fin de semana.  Leer en la cama hasta caer rendidos de lunes a jueves.

Cocinar a fuego lento. Un caldo, una crema, unas verduras al horno. Comida que nos caliente, nos reconforte.

Velas y luces tenues. Eucalipto, hortensias y flores que dejamos secar. 

Calcetines gruesos, jerséis de lana, zapatillas y mantas, muchas mantas.


Que gusto, el invierno. 

martes, 10 de octubre de 2017


Un día me abandonó.

Dejó de llegar cada mes. De enrojecer mi vida durante algunos días.

Al principio, ni me preocupé. Un problema menos.

Pasaron meses. Seguía sin echarla de menos.

De golpe, me di cuenta, que había algo en mí que faltaba. Una pieza del engranaje.

Me sentía incompleta.

Y era justo eso. Fuente de vida, creatividad, regeneración.

Ahora la anhelo, la espero cada día.

Pero sigue sin volver, a mi.


Y yo, sin ser enteramente yo.