El frío nos ralentiza, nos obliga a escondernos, a
resguardarnos en nuestras casa.
Oportunidad para dejar de hacer, disfrutar del placer
del cobijo.
Una taza de café bien caliente por la mañana. Un chocolate
a la taza por la tarde.
Sesión de cine las noches de fin de semana. Leer en la cama hasta caer rendidos de lunes a jueves.
Cocinar a fuego lento. Un caldo, una crema, unas verduras al
horno. Comida que nos caliente, nos reconforte.
Velas y luces tenues. Eucalipto, hortensias y flores que dejamos secar.
Calcetines gruesos, jerséis de lana, zapatillas y mantas,
muchas mantas.
Que gusto, el invierno.
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